Esta maravillosa obra del jerezano Jesús Rodríguez, profesor de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales en la Universidad de Cádiz, se trata de un descripción para el lector de la luz de las viñas y del olor de las bodegas, la estirpe de los vientos que nutren las soleras y los vidueños y el sabor del vino en la garganta.
En sus páginas se descubre un campo y una bodega que ya casi no existen.
Incluye un glosario no sólo para que el lector enriquezca su vocabulario, sino para que esas palabras no se pierdan, como se han perdido para siempre faenas y oficios centenarios. Habla de palabras como «azarbe», «costero», «dormida», «piedras hirientes»... y de una bodega, en la que la técnica ha relegado al hombre, y han dejado de escucharse palabras o expresiones tales como «aprendizón», «ladroncillo de turbios» o «botina perulera».